Las variedades europeas, luego llevadas a América, tienen su origen en la zona del Cáucaso, mientras que las orientales derivan de China.
Allí la ciruela simboliza el tesón frente a la adversidad, pues florece en invierno, mientras que en Japón representa la riqueza y la abundancia, acaso porque sus flores anuncian la primavera.
Se sabe asimismo que los antiguos egipcios ya las cultivaban y que las desecadas formaban parte de las provisiones para el más allá que se depositaban en las pirámides.