Su pulpa aromática, jugosa y dulce hace que resulte una fruta ideal para calmar la sed.
El consumo principal del melón es fresco como postre, aunque también se utiliza en la elaboración de diversos platos como ensaladas y aperitivos, combinado con jamón por ejemplo. Además, se pueden preparar mermeladas, purés, cremas, yogures, licores, granizados, sorbetes, etc. La corteza se utiliza como recipiente para preparar macedonias; las semillas se consumen comúnmente en África y de ellas se puede obtener aceite comestible o usado en iluminación.